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Motorización de una bicicleta de carretera



Otras veces hemos tratado el tema de la dificultad que tiene motorizar uno mismo una bicicleta, por ejemplo a partir de un kit que es lo más sencillo y hemos concluido que sin ser algo del otro mundo, sí exige ciertos conocimientos para que quede bien.

Aprovechando que he comenzado a motorizar una bicicleta de carretera de carbono, comentaré algunos de los trabajos que nos han ido surgiendo en el proceso.

Cuando comienzas a motorizar una bicicleta, lo normas es que si quieres que el producto final sea de calidad, a medida que avanza el proyecto se deban ir resolviendo dificultades. Esas dificultades se pueden resolver de muchos modos, pero por resumir, se puede hacer chapuceramente o artesanalmente, buscando un resultado de calidad a cada problema; ahí creo yo que reside la diferencia a la hora de valorar este tipo de proyectos ... como sucede con casi todos en la vida, en otros ámbitos.
 
El proyecto que nos ocupa tiene como objetivo la motorización de una bicicleta de carretera de alta gama, de carbono, propiedad de un ciclista peculiar, que no es otro que el amigo Juan, el promotor, diseñador, constructor y entusiasta dueño del maravilloso Museo de la Motocicleta y el Coche Clásico de Hervás (Cáceres), un museo a todas luces recomendable, por su contenido, por el diseño de sus edificios, por su entorno ... y además podemos alojarnos en auténticas cabañas de cuento de hadas allí mismo, todo un lujo.

Como anécdota mencionar que entre los magníficos fondos del museo se encuentran varias bicicletas clásicas perfectamente motorizadas con los legendarios motores de gasolina Solex, en un estado de conservación excelente, gracias a las manos de Juan.

Para la motorización elegimos un MXUS de 250W bobinado para alcanzar altas RPM, unas 290, lo cual permite rodar a grandes velocidades y mantener una razonable ligereza. El radiado que adoptamos es deportivo, la electrónica lo más minimalista que podemos y la batería que hemos construido es de Li Ion LG de 36V y 11,4Ah alojada, según el gusto inamovible de Juan, en bolsa bajo el sillín, aunque he de decir que para este proyecto yo prefería una batería alojada en el cuadro por diferentes motivos.

El primer reto lo encontramos en la instalación del cassette, pues los núcleos de este tipo de motores frecuentemente no comparten exactamente el estándar de medidas de los cassettes más habituales (Shimano o Suntour, por ejemplo) de modo que al apretarlos con su par específico queda rozado el núcleo lo que frena la rueda y peor aún, termina averiando el núcleo y con él el motor, circunstancia que ya he visto varias veces con varios motores que me han traído a reparar muy nuevos.



La solución más simple es dotar de unas arandelas especiales a la tapa del cassette, pero no deja de ser algo chapucero, siendo mucho más profesional mecanizar la tapa rebajándola unas décimas de mm, con muchísimo cuidado porque es roscada; y eso fue lo que hice, siendo el resultado excelente: el cassette lleva su apriete específico y rueda sin ningún tipo de fricción.

 

En artículos posteriores iremos analizando esta motorización, que es un ejemplo muy claro en el que se puede observar que electrificar una bicicleta es una pequeña (o grande) obra de artesanía y que se puede hacer de muchas formas, no todas con la misma calidad, radicando el problema en que algunas soluciones pueden ser san insatisfactorias que en breve generen problemas serios a nuestro proyecto.
 


Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.