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Ciclismo urbano


Resultado de imagen de bike wayCircular en bicicleta por nuestras ciudades y pueblos es en sí mismo una modalidad ciclista, menos deportiva, más relajada, menos exigente que el ciclismo de montaña o de ruta y con inmensas posibilidades.

Montar en bici por las calles permite trasladarnos al trabajo, a estudiar, al gimnasio e incluso a la compra, a llevar a los más pequeños al colegio o simplemente pasear tranquilamente en plan turístico y contemplativo, deteniéndonos donde y cuando nos plazca y prosiguiendo igualmente cuando nos parezca.

Dicen que se trata de una forma de vida y aunque esto se dice con demasiada frecuencia en nuestros días sobre muchas otras actividades, lo cierto es que la bicicleta sí puede ser un elemento imprescindible de la vida del ciclista y en particular convertirse en su método de desplazamiento preferido para el día a día también.

Las ventajas de trasladarnos en bicicleta son evidentes para la salud, la forma física, la mente y el bolsillo por el dinero que permite ahorrarnos, pero también hay alguna desventaja o problema que hay que tener en cuenta, sobre todo para exigir soluciones.

No mencionaré que exige cierta predisposición, sobre todo por la mañana temprano, subir a la bicicleta para ir al trabajo, pues es algo que queda atrás en cuanto se pedalea un rato. Me referiré más bien al peligro físico que puede correr el ciclista por compartir vías públicas con muchos automovilistas maleducados y cargados de prisa a los que no importa poner en riesgo a este e incluso quitarle la vida, como ocurre de vez en cuando en este país.

Este problema tiene dos ámbitos que han de ser trabajados para su resolución.

El primero es el formativo, pues tanto los ciclistas como los conductores han de ser capaces de comportarse correctamente en la vía pública. El ciclista interfiriendo lo mínimo posible en la circulación de los demás y los conductores respetando al ciclista y adaptándose a su velocidad cuando sea preciso, evitando maniobras peligrosas de adelantamiento y respetando la distancia de seguridad, tanto lateral como por detrás.

El segundo es la construcción de redes de carriles bici en las ciudades en cantidad suficiente como para que se pueda ir de un lugar mediante itinerarios razonables y racionales. Esto exige que se tenga claro que estos carriles han de formar una estructura de red y no ser meros tramos en la periferia construidos con fines más publicitarios que otra cosa y que raramente se usan por los ciclistas para sus desplazamientos obligados.
 
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Si las administraciones no son las primeras en concienciarse de que el grave problema de la polución en las ciudades, el desmedido consumo de energías fósiles, el ruido, los problemas de salud respiratoria, etc. exigen determinación en las políticas y que la bicicleta es el principal aliado para mitigarlos, no podremos avanzar. Por ello los ciudadanos hemos de presionar, educar y concienciar a nuestros políticos para que sean los que pongan en marcha estas redes ciclistas y el resto de medidas necesarias para dar el salto. que necesitamos hacia la sostenibilidad energética y medioambiental
  
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.