El s.XXI
debiera serlo de la concienciación medioambiental, de la cultura de la
sostenibilidad, de la búsqueda de equilibrios que permitan que el planeta no
siga deteriorándose.
En ese camino
el transporte juega un papel predominante porque involucra una ingente cantidad
de energía y de materiales y esa energía puede proceder de fuentes fósiles y
dará lugar a emisiones contaminantes y generadoras de efecto invernadero del
mismo modo que esos materiales involucrarán procesos tanto en su elaboración
como al desecharlos, que igualmente deteriorarán nuestros ecosistemas.
Por ello, el fomento
del uso de la bicicleta para el transporte diario, tanto con motorización
eléctrica como sin ella, debiera ser una prioridad de los gobiernos y de las
sociedades en su conjunto.
Para ello, uno
de los ingredientes necesarios es la generación de infraestructuras adecuadas y
sobre todo de redes de carriles bici que satisfagan las necesidades de los
usuarios y de sus ciudades.
Estas redes y
sus usuarios deben cumplir una serie de requisitos si pretendemos que sirvan
para su importante cometido, entre los que se encuentran los siguientes:
-En efecto debe
ser una red y no porciones de carriles que no llevan a ningún sitio o no llegan
a todos los sitios. Una red que permita acceder desde todos los lugares a
cualquier sitio de interés para el ciudadano. Una red comunicada entre sí de
modo que entre dos puntos siempre haya un camino posible sin grandes rodeos.
Este requisito implica, en el caso de las grandes ciudades, que las redes
intraurbanas se comunicasen con carriles interurbanos que permitan la
comunicación con las poblaciones cercanas.
-La longitud de
la red debe estar acorde con el tamaño de las ciudades, por el mismo motivo
antes comentado.
-Los ciclistas
que las transiten deben respetar unas normas viales básicas: ir por la derecha,
adelantar por la izquierda, mantener distancias de seguridad, facilitar el
adelantamiento y los cruces, etc.
-Los carriles
deben estar libres de usuarios que no sean ciclistas, que es lo contrario de lo
que sucede ahora en los que hay, pues lo habitual es que te encuentres a
viandantes, incluso con perros sueltos, que ponen en peligro a los ciclistas.
Dicho lo cual,
la mejor manera de favorecer el transporte en bicicleta no es la construcción
de carriles bici. La mejor forma sería que los conductores de vehículos a motor
respetasen a los ciclistas y que ambos compartiesen las calzadas actuales,
sobre todo las urbanas donde en buena lógica los ciclistas debieran ir ganando
peso y los coches perdiéndolo paulatinamente si realmente pretendemos invertir
la tendencia actual de deterioro medioambiental y de la salud de las personas
que habitan nuestras ciudades.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.