La configuración de motor
central es la más eficiente porque permite que el motor gire siempre en un
régimen de trabajo óptimo, lo cual significa que aprovecha la mayor parte de la
energía que consume de la batería. Ello, claro está, si se ha diseñado bien y –lo
más importante- si se ha elegido un motor que gire eficientemente en una
cadencia de pedaleo que a su vez sea la adecuada para el ciclista, extremo que
no siempre se tiene en cuenta a la hora de adquirir la motorización y que es
tan importante que volveremos sobre ello en próximos artículos.
Sin embargo esta configuración
presenta algunas dificultades que es preciso tener claras para no llevarnos
disgustos.
-Al llevar más partes móviles en
la transmisión, incluyendo poleas, rodamientos, coronas dentadas, etc. hay que
ser más escrupulosos con el mantenimiento y con los tiempos para hacer
revisiones preventivas.
-La cadena no puede ser la
habitual y ligera que utilizamos en ciclismo, sino que tiene que estar reforzada
para soportar la potencia que entrega el motor y, sobre todo, los “tirones” en
las aceleraciones, pues una rotura de eslabón puede suceder y dejarnos tirados
en el mejor de los casos o arrastrar la cadena y provocar una avería mucho
mayor o, lo peor, un accidente.
-El desviador también debe ser
más robusto de lo normal, pues en caso contrario estamos igualmente expuestos a
deterioro, roturas, averías e incluso accidentes. Y ello también condiciona al pulsador del cambio y al cable de transmisión de este.
Todo lo anterior está en
concordancia con lo que venimos comentando en otros artículos y es que el motor
central es probablemente el mayor exponente de eficiencia y comodidad en las
motorizaciones eléctricas, pero también es una opción más delicada y cara, lo
cual se debe tener en cuenta para no llevarnos sorpresas.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.