La respuesta no es fácil y depende de
varios factores como presupuesto, calidad de los componentes que se desean,
atención que se prestará al mantenimiento, etc.
En términos generales, si la bicicleta
que se posee es de calidad elevada, por un precio muy razonable se motorizará y
poseeremos un conjunto de calidad considerable. En tal caso recomiendo valorar
esta opción seriamente.
Si la bicicleta es de baja calidad o
está ya muy cascada, no merece la pena.
Por otra parte si se adquiere una
bicicleta motorizada de fábrica, debemos estudiar bien qué componentes monta,
pues deberíamos descartar frenos, cuadro, ruedas, horquilla, etc. de baja
calidad, que a la larga serán una fuente de problemas. Y lo mismo es aplicable
a la parte eléctrica y muy especialmente a la batería, el auténtico corazón de
la bicicleta.
Debemos vigilar también el peso de estas
bicicletas, pues frecuentemente es muy elevado, dificultando, cuando no
imposibilitando, que se pueda pedalear en ellas sin asistencia eléctrica.
Otra cosa son las bicicletas motorizadas
de alta gama, con precios de 3000, 4000 y más euros, cuya calidad, en
principio, se presupone. En estos casos lo que habrá que valorar es qué
mantenimiento tendremos que hacer para conservarlas en perfecto estado –poniendo
mucha atención en el motor central si lo lleva y en la transmisión y cambio- y
si a la hora de tener que adquirir algún repuesto, estamos obligados a que sea
del mismo fabricante.
Yo personalmente poseo bicicletas de
montaña y carretera de alta gama y sin embargo cuando me decidí a poseer una
bicicleta eléctrica para desplazamientos cotidianos –ir al trabajo, llevar a mi
hijo de paseo, etc.- no opté por adquirir una de fábrica, sino que compré una
bicicleta Orbea de gama media (con unos componentes suficientes) y la motoricé,
estando muy satisfecho con el rendimiento que me está dando y con su ligereza.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.