Tal vez el despilfarro de espacio que
producen en la vía pública y en las ciudades los automóviles sea el factor de
contaminación más ignorado y olvidado por quienes gestionan lo público y toman
decisiones.
El espacio en la vía pública es un lujo
que no puede ser mal utilizado y que sin embargo lo es cada día en nuestras
ciudades. Cuando el espacio se colapsa, llegan los atascos, con el disparo de
emisiones contaminantes y ruido.
Cuando el espacio se agota, lo hace el
aparcamiento, lo que retroalimenta el problema. Todo esto, al margen del
problema medioambiental, es un problema de salud y laboral, pues genera estrés,
favorece que el trabajador llegue tarde al trabajo o a su casa, etc.
Los automóviles ocupan un espacio debido
a su enorme volumen, que no podemos permitirnos y mucho menos cuando son –como sucede
habitualmente- infraocupados con uno o dos pasajeros, por lo que es preciso
favorecer los medios de transporte que aprovechan mejor el espacio y no lo
despilfarran.
Ciclomotores, minicoches monoplazas ...
y por supuesto bicicletas, ordinarias y eléctricas debieran ser los mimados por
parte de nuestras autoridades, lo cual dista enormemente de la realidad.
La bicicleta apenas consume espacio y
por supuesto no produce emisiones contaminantes ni ruidos, además de mejorar la
salud de los usuarios, por lo que es debiera ser la estrella de las soluciones de
movilidad en nuestras ciudades, con y sin motor.
En el caso de las bicicletas eléctricas,
sus motores permiten a los usuarios desplazarse con total comodidad en tiempos
muy razonables y disfrutando del entorno, del viaje.
El espacio es un bien público, común,
que no debe seguir despilfarrándose y la bicicleta puede jugar un papel central
en su correcto aprovechamiento.
Saludos.La energía más limpia es la que no se consume.